“Estas cambiado”, y al escucharlo, varias veces en
estos últimos días, su sonido parece neutro.
Pero te quedas pensando ¿Es una crítica o es un
halago? Y la reflexión me lleva a un nuevo viaje, de esos que me agarran entre
lo que me queda del horario de almuerzo y la vuelta al trabajo de oficina.
Siempre cambiamos, en todo momento ¿No es el cambio
acaso lo único permanente?
Cambiamos porque sufrimos, porque cometemos errores.
A veces aprendemos. Otras volvemos a llorar
por lo mismo y aun así estamos aprendiendo.
Cambiamos con el tiempo, que a veces nos parece
agotadoramente lineal y otras nos damos cuenta que ni siquiera existe. Que solo
es una convención más de esas que buscan controlarnos pero aun así lo seguimos
midiendo. Crecemos, maduramos y seguimos creciendo.
Cambiamos por la acción directa o indirecta de otras
personas sobre nosotros. Las buenas y las malas. Las tristes y las alegres. Las
que nos quiebran en múltiples fragmentos y las que nos reconstruyen con solo
mirarnos o regalarnos una sonrisa.
Cambiamos al escuchar esa canción o leer aquel libro
que nos llevan a un mundo donde solo nosotros conocemos la entrada pero no la
salida.
Cambiamos cuando reímos, porque ese momento de felicidad
es único e irrepetible.
Cambiamos,
siempre cambiamos. Porque cada pestañeo en nuestro existir nos convierte en
alguien distinto.
El que termina de escribir estas palabras no es él
mismo que las empezó.
Estas cambiado.
Sí, y te aconsejo que mires rápido antes que un
instante me vuelva otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario