miércoles, 30 de abril de 2008

Mi delirio, mi sueño...

Nos reuniremos en una habitación.
Nos desabrocharemos los cinturones, conversaremos.
Nos tranquilizaremos sin culpas,
sin mentiras, sin miedo, sin desagradables prejuicios.

Permanecemos juntos, dudamos,
respondemos y nos permitimos perdonar.
Disfrutamos, evolucionamos,
discernimos, preguntamos y aceptamos.
Seguimos hablando.

Podríamos mostrar nuestras armas,
pero vos preferís abrir tus brazos
y yo elijo caer en ellos sin medir las consecuencias.

Compartimos, escuchamos, sentimos y gozamos.
Nuestros actos, nuestras caricias, nuestras miradas,
están sustentadas por la pasión.
Respiramos; siento tu respiración.
Somos sutiles y salvajes, pero siempre dejamos espacio para cada emoción.

Nos sentimos observados, juzgados y condenados.
Pero nada de eso nos afecta porque estamos juntos.

Superaremos los obstáculos y las humillaciones.
Seremos imparables porque nadie podrá separarnos.

Cualquiera sea el caso, ya estamos desarmados pero juntos.

Esta es mi ilusión,
mi finalidad,
mi delirio,
mi sueño…

sábado, 19 de abril de 2008

Lágrimas demasiado tarde

Comparto con ustedes un gran trabajo de un gran artista y amigo.

Vean "Lágrimas demasiado tarde" de Pablo Polledri.

jueves, 17 de abril de 2008

Hezareh Nia inconexo

Como la piedra
como el perro
como la forma extraña
ando errando dentro de este límite.
Tengo miedo
del miedo
que nos vuelve idénticos.

Mira
vos sos la contestación de todas las preguntas
Todo es como es.
Tu forma reducida.
un nombre abandonado.

El dolor de tus ojos
fluye en mí hasta el final del mundo
de la misma manera
que el dolor del otoño no tiene la culpa
de la primavera.

Entre vos y yo
sólo una corta distancia.
La distancia entre nosotros
nuestros alientos
una lejanía inexplicable.

Séptimo piso

Una pluma y una piedra
en un tubo cerrado al vacío
tienen la misma aceleración:
9,8 m/s.

Mediante un experimento
el alumno puede comprobar
que la aceleración de la gravedad
es la misma
para todas las cosas.

Fuera de las situaciones del experimento
los parámetros fijos
se vuelven variables.

¿Qué fuerzas de resistencia
actúan sobre el cuerpo
que cae desde el séptimo piso?

Con el cronometro en sus manos
el estudiante de física mide los segundos
(o acaso sean horas, años)
que tardan el hombre y el cigarrillo
en llegar al piso.

lunes, 14 de abril de 2008

Ya no estarás

Dormí y desperté a tu lado.
Los juegos prohibidos nos sacan el frió. Demasiado bueno para ser verdad, ¿realmente estarás a mi lado?
Cuanto más me acerco más me alejo de vos. En otro momento de mi vida la idea de una nueva pesadilla hubiera provocado en mi un placer indescriptible, pero hoy genera una desinteresada agonía.
Desperté y me di cuenta que te necesito, pero despertaste y me di cuenta que vos no me necesitas.
Lo que hablamos, desnudos en esa cama, me hace dar cuenta cuan vulnerable soy cuando estoy con vos; pero cuando estoy sin vos me doy cuenta que necesito que me hagas sentir vulnerable.
Volvemos a jugar a lo prohibido. Volvemos a estar desnudos en esa cama. Ya no hablamos. Vos me abrazas y lloras, yo lloro y después te abrazo.
Fue difícil pero creo que encontré la diferencia entre vos y yo. Yo agonizo todos los días triste y solo, hundido en mi propio vacío. Vos solo agonizas los días tristes, vacío en tu propia hendidura. Yo te busco, vos me dejas. Yo te perdí, vos me dejaste.
No podemos estar juntos, nos asesinamos mutuamente. Estando juntos cada uno pone el origen humano del otro en evidencia y eso nos lastima más de lo que yo quiero admitir. No podemos estar juntos, pero esta vez no lo pienso, esta vez te lo digo. Empezas a envolver tu desnudez con la sabana, supongo que eso es el final. Finalmente llego el fin, tenia ganas de que eso pasara.
Hace frió ¿no queres volver a jugar conmigo?, me preguntas. Por supuesto que si, tenía ganas de que eso pasara, respondí…

La H

Yo soy el dueño de mi silencio. O por lo menos eso me enseñaron que tenía que decir.
No es que este ocultando algo, es solo que ellos me obligaron a callarme.
Mi familia, mis amigos me insistian para que hablara, para que dijera algo.
No es que no quería hablar, es solo que ellos me obligaron a callarme.
Yo aprendí a estar con mi silencio.
Iba con el a todas partes.

Pero era tanta la insistencia, que un día, decidí desafiarlos y romper el silencio, hacerme oír por todos aquellos que me acosaban pidiéndome que hablara, que me expresara que dijera cualquier cosa…
Y, entonces, grité, grite bien fuerte:

H H H H H H H H H H H H H H H H H H H

¿“H” gritó?, se preguntaron quienes pasaban por allí.

Todos quienes estaban mirándome (mas no escuchándome) dijeron para si mismos:
“pobre chico, la hache es muda”

Yo, riéndome a carcajadas pensaba, pobres hombres jamás van a entender el sonido de una H.