Yo soy el dueño de mi silencio. O por lo menos eso me enseñaron que tenía que decir.
No es que este ocultando algo, es solo que ellos me obligaron a callarme.
Mi familia, mis amigos me insistian para que hablara, para que dijera algo.
No es que no quería hablar, es solo que ellos me obligaron a callarme.
Yo aprendí a estar con mi silencio.
Iba con el a todas partes.
Pero era tanta la insistencia, que un día, decidí desafiarlos y romper el silencio, hacerme oír por todos aquellos que me acosaban pidiéndome que hablara, que me expresara que dijera cualquier cosa…
Y, entonces, grité, grite bien fuerte:
H H H H H H H H H H H H H H H H H H H
¿“H” gritó?, se preguntaron quienes pasaban por allí.
Todos quienes estaban mirándome (mas no escuchándome) dijeron para si mismos:
“pobre chico, la hache es muda”
Yo, riéndome a carcajadas pensaba, pobres hombres jamás van a entender el sonido de una H.
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