jueves, 19 de diciembre de 2013

El pacto




Usted y yo supimos tener un pacto.

Yo te acariciaría con ternura y vos no dejarías de sonreír.

Yo fingiría que no me importaba que te olvides de llamarme y vos dirías que me extrañabas.

Tu cuerpo me esperaría como yo esperaría el tuyo, sin más palabras que las necesarias, con alguna mirada de esas que lograban quemarme.

Las distancias nunca nos afectarían, porque aun en ellas nuestras miradas estarían la una pendiente de la otra. Por supuesto que a veces nos convertiríamos en ciegos que miran pero que no quieren ver.

Vos no dejarías de abrazarme y yo abandonaría todas mis armaduras para buscar la protección de tu pecho.

Lloraríamos juntos.

Yo me desnudaría mostrándote incluso aquellos secretos que mi piel escondía y vos besarías cada una de esas cicatrices y llorarías conmigo mostrando las que tu cuerpo también escondía.

Yo manipularía todos los días las agujas del reloj para que nuestros besos sean infinitos.

No dejaríamos que el desencanto que llega al terminar el enamoramiento se interponga en ese amor que empezábamos a construir.

Nos diríamos siempre aquello que sentíamos, sin guardar nada. Ni siquiera eso que sabríamos nos llevaría al enojo.

No nos lastimaríamos.

Supongo que debo confesarlo. He roto el pacto varias veces.

Lo rompí cada una de las veces que me encerraba a llorar por sentirte lejos y al salir fingía que nuestro amor seguía intacto.

Lo rompí cada una de las veces que esperaba escucharte decir que me amabas y solo había silencios.

Lo rompí cuando decidí seguir amando a alguien que ya no me amaba.

Lo rompí cuando decidí protegerte aun a costa de seguir lastimando toda mi piel.

Lo rompí cuando me di cuenta que no eras la persona con la que había firmado el pacto y aun así decidí cuidarte.

Supongo que no era parte del pacto que te aparecieras en mis sueños desdibujando todas mis realidades, excepto la tuya, la única realidad que perduro, la más melancólica.

Supongo que no eran parte del pacto esos gritos disfrazados de silencios que se tornaron ensordecedores.

Supongo que no era parte del pacto entender que de nada sirvió pactar.

Ellos y yo creímos tener un pacto.

Hoy lo único que puedo pactar es no olvidarlos ni acompañarlos, no sentirlos ni dejarlos que se pierdan, no creer que hay explicación para las emociones ni razones que invaliden las decisiones que en virtud de esos pactos tome.

Supongo que hoy, lo unico que queria era acordarme de ese pacto.

jueves, 5 de diciembre de 2013

El otro, el odio y el negro


Hay realidades que no se pueden obviar, con las cuales hay que trabajar y respecto de las cuales hay que hacerse cargo.

Si pensas que la culpa de lo que paso en Córdoba es responsabilidad de Cristina, el gobierno nacional, gendarmería, etc. me parece que el pensamiento cuadrado te está perjudicando.

Es una realidad, la mayoría de los cordobeses acepto el modelo político que les propuso De la Sota. Lo acepto a él, sus legisladores y sus ideas. Y De la Sota es eso, una persona sentada tranquilamente en un aeropuerto con una bolsita del freeshop.
Crisis institucional, policía acuartelada, crisis en el poder judicial, crisis en el sistema de salud, narcotráfico al poder  y un claro ejemplo de un territorio sin Estado que un día de furia, de esos que coincidentemente aparecen en Diciembre, estalló.

Si te pones a escuchar, tristemente advertís, que estas situaciones habilitan un odio en la palabra y saca afuera lo más recalcitrante de ese igual que no te considera igual sino un otro inferior. A estos negros de mierda habría que matarlos a todos, se escucha repetidamente.

¿Alguna vez te planteaste racionalmente porque suceden estas cosas? El fascismo que descansa latente en muchos cuerpos gana las voces y no hace más que demostrar la escases de crítica y conciencia social. Vuelvo a preguntar ¿Alguna vez te preguntaste porque la gente tiene motivaciones de saquear?

Quizá lo primero seria empezar a leer un poco sobre historia, sociología, política, filosofía y empezar a entender que la violencia social es producto de la pésima distribución de los bienes. Que las sociedades con más concentración de riqueza en pocas manos y de pobreza en muchas son las más conflictivas.

Es una realidad, la clase media tiene que hacerse cargo de su papel en esta realidad histórica. Se tiene que hacer cargo de apoyar propuestas que desequilibran aún más hacia el lado de la injusticia social. Casi como una tragedia histórica la clase media suele ser la autora de su propia destrucción porque apoya políticas económicas que la diezman y porque estas mismas políticas generan las condiciones de violencia y delincuencia que la afectan.

Quizá también deberías reflexionar acerca de por que rige un sistema económico en el cual  la escases de muchos es necesaria para mantener a ciertos grupos de poder y aquel que no puede adaptarse a esa búsqueda desesperada propuesta por ese sector de poder queda completamente fuera de la carrera. No interesa, es un número en una estadística sobre indigencia.

Y si en vez de pedir represión descontrolada, cárcel para tod@s, y baja en la edad de inimputabilidad te preguntas que lleva a un/a niño/a a delinquir, a matar, a buscar drogas que hacen ricos a muchos poderosos y que matan millones de personas. Y si te preocupas por que los que verdaderamente delinquen tengan un juicio justo y una pena acorde. ¿Alguna vez te pusiste a pensar que es una cárcel? ¿Alguna vez advertiste que las cárceles son depósitos de personas donde las condiciones de higiene, salubridad y habitabilidad son atroces? ¿Sabías que se pretende “reinsertar” a esa persona en la sociedad luego de exponerla todo el tiempo de la pena a un contexto de violencia y rechazo social permanente? ¿Pensaste en la dignidad de ese ser humano igual a vos?

¿Cuantas veces saliste a la calle a pedir que de manera urgente e inmediata se implementen planes de educación, escolarización y enseñanza que abarquen a toda la población?

¿Y si antes de hacer una crítica respecto de  los organismos que velan por el pleno imperio de los Derechos Humanos estudias que son esos derechos? Quizá podrías entender que sin ellos se te anula como persona, que el Estado puede hacer lo que quiere con vos porque pasas a ser un simple numero, porque tu vida no vale nada ¿No te suena conocido esto que acabo de decir? Si hay personas que son un simple numero en un índice de indigencia;  ¿a quien no le están respetando sus derechos humanos, a vos o a ell@s?

¿Por qué querer conocer las causas de la problemática social y de la vorágine basada en el consumismo y lo superficial de la vida?

Quizá para saber quiénes son los que implementaron medidas económicas que generaron inequidad social, sea en democracia o en dictaduras. Quizá para saber quienes se oponen por cuestiones de egoísmo, ideología práctica o estupidez a que se apliquen políticas redistributivas y de igualdad.

Quizá para saber quiénes son los verdaderos traficantes de drogas, quienes manejan la venta de armas legales e ilegales lucrando con la muerte de otros.
Quizá para saber quiénes son los que ganan dinero generando necesidades de obtener objetos en las personas y promoviendo que los productos son más importantes que la vida, quienes hacen fortunas en la industria cultural promoviendo el cretinismo y la utilización del otro como objeto y que les resulta sumamente conveniente una sociedad llena de individuos con limitaciones para pensar, pero con alto grado de deseo de consumo.

Quizá para entender quienes se oponen a que las mujeres decidan cuándo, cómo y con quién tener hijos obligándolas a enajenarse de su propia vida para dedicarla a una prole víctima de la injusticia social y dominada por una cultura patriarcal. Para conocer quiénes son aquellos que te dicen a quien podes amar y con quien y como tenes que coger o si no podes hacerlo.

¿Sabes cuál es tu rol en una democracia? Vos decidís.

Empoderamos al pueblo y crecemos juntos haciéndonos cargo de lo que elegimos y avalamos o seguimos consumiendo el vomito caliente de los poderosos a través de sus propios medios de comunicación y dejando que otros piensen por nosotros. Vos decidís.