martes, 10 de junio de 2014

Acidez


Esa acidez en el esófago que me produce encontrarme siempre en los mismos lugares.

La misma niebla, el mismo hedor.

Las arcadas permanentes como gritos de liberación de mi propia existencia.

Pensar

Pensar(te)

Pensar(me)

¿Te da miedo pensar que un amor real es posible?

Amar duele, siempre dolió.

¿Dónde está el límite de lo que soy? Todo el tiempo lo estoy corriendo pero siempre necesito poner uno. La inmensidad de lo no delimitado me aterra

Soy yo. La necesidad sofocante de cercos, paredes, escritorios, columnas, orden.

Mi desorden está perfectamente ordenado.

¿Te pusiste a pensar que el único espacio de libertad son los pasillos?

Allí solo transitas, estas de paso, vas y venís. Decidís si quedarte o irte. Decidís que puerta golpear. Solo conoces que hay detrás de la tuya, pero no que se esconde detrás de las otras.

Es un no lugar. Te pertenece mientras estas en el, pero no es tuyo. Es un tránsito. Es compartido. Podes volver a la puerta de la que saliste o entrar en otra. ¿Y acaso el amor no es así?

Es mi no lugar.

¿Y los fantasmas? Esa mezcla entre presencia y ausencia, vida y muerte, realidad y fantasía. Los veo todo el tiempo, se que son míos. Ya no me asustan, aprendimos a tolerar nuestra convivencia.

¿Y acaso no es eso el amor? Presencia, ausencia, vida, muerte, realidad, fantasía.

En ese (des)orden esta todo lo que tengo para vos.

Tengo palabras para susúrratelas y unirnos en esa charla que tanto espere.

Tengo miradas guardadas para dirigirlas directamente a tus ojos y marcarte el camino para que sepas como 
llegar hacia mí.

Tengo caricias que buscan tu cuerpo.

Tengo besos que quieren enloquecerte y hacer que dependas de ellos como una adicción.

Tengo amor. Te busca, desesperado.  Sabe que vos existís. En algún lugar, en algún mundo, detrás de alguna puerta, dentro de algún limite. Sabe que existís y lo desespera no encontrarte.

Sigo corriendo el límite de mi mismo. Y cada vez que lo hago pretendo encontrarte dentro de el.

Pretendo, pero empiezo a sentir esa acidez una vez más.

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