miércoles, 25 de junio de 2014

Abominación

Sabemos que las doñas de sotana son bastante mal llevadas.

La de la foto, monseñor Héctor Aguer (si, la del modelito dorado) dijo que somos “abominaciones amparadas por las leyes”.

Y pienso, me deconstruyo y me presento al mundo. Y es verdad, soy una abominación, elijo serlo.

Me viene a la cabeza la bella poesía de Susy Shock diciendo “reivindico mi derecho a ser un monstruo y que otros sean lo normal, que el Vaticano normal, el credo en Dios y en la Virgisima normal, los pastores y los rebaños de lo Normal…”

Y me sigo pensando y con total seguridad afirmo que soy un abominación que atenta contra una moral judeo-cristiana repleta de dogmas y reglas absurdos y discriminadores, una moral que esconde sus miserias debajo de sus sotanas, que tapa sus hipocresías con crucifijos de oro, que tiene sus manos manchada con la sangre de las muertes que ayudo a esconder.

Soy una abominación  que molesta y atenta contra esa familia “tradicional” que esta moral hipócrita quiere sostener. Porque en mi familia, la que yo decidí crear, todos elegimos ser monstruos y monstruas. Y avanzamos con nuestra monstruosidad rompiendo esquemas binarios y cerrados, reflexionando sobre aquello que no es impuesto, luchando por los derechos de todas y todos, militando contra el odio que nos niega existencia.

Soy una abominación que además es gustosamente promiscua porque disfruta y explora su sexualidad y el placer con otros y otras.

Soy una abominación que atenta contra todas las normalidades establecidas e impuestas.

Soy una abominación a la que durante muchos años la encerraron en un closet y no la dejaban hablar, pero que cuando salió y dijo aquí estoy no solo no callo nunca más sino que además no dejo que nadie volviera a silenciarla y desato una lucha para que su monstruosidad sea respetada.

Soy una abominación definida y analizada por un discurso de odio, y como la monstrua que soy solo puedo responderles con amor.

Porque elijo amar y defender el monstruo que soy, porque amo a l*s mostru*s que me acompañan y caminan conmigo, porque lucho por los derechos que me pertenecen por ser un monstruo humano y lucho porque se respeten los derechos violados de todas las voces que como yo fueron calladas. Soy un monstruo con morbos y fetiches tan sucios y sórdidos como los que esta moral de sotanas y santos quiere hipócritamente ocultar pero que yo decido practicar y gozar sin esconderme. Soy un monstruo que hace el amor no solo por placer sino como un grito de libertad, como una lucha política. Elijo coger y amar.

La ley no me ampara por ser una abominación, los ampara a ellos financiándolos económicamente y permitiéndolos que sigan odiando. Los ampara a ellos tapando y silenciando sus complicidades en crímenes de lesa humanidad. Los ampara a ellos permitiéndoles discriminar(me)(nos) y que sus dichos circulen impunemente.

La ley lo único que hace conmigo es reconocerme los derechos que durante muchos años no me respetaron. Y cuando la ley no está lucho por conseguirla y si existe y me discrimina lucho por abolirla.

Soy una abominación, es verdad. Pero elijo serlo. Que otros sean lo normal.

WR

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