miércoles, 30 de julio de 2014

Piernas


Me miras con lujuria.
Se cuanto te gusta que empiece ahí.
Acaricio tus pies, juego con ellos.
Les cuento los secretos que tu oído ya conoce.
Paso mi lengua sobre tus piernas.
Deposito en mi boca tus deseos.
Avanzo y empiezo a sentir como te retorces.
Siento como tus piernas se mueven, se inquietan.
No hay tregua, nunca la hubo.
Pauso mi movimiento, me miras con la ira propia del deseo.
Mis manos se adhieren a tus muslos.
Te moves, saltas levemente.
Sigo subiendo.
Nuestras piernas hablan un lenguaje subversivo,
se anudan, como si se conocieran
como si hubieran sido creadas para ese momento.
Tu rostro frente al mío
Tus manos arañan mi espalda,
Las mías sujetan tus caderas.
Tomo tu pierna,
sabes donde quiero llevarla.
Tu mirada tiene una mezcla de suplica y ansiedad.
Lentamente la apoyo sobre mi hombro,
Mi lengua vuelve a deleitarse con ella.
Voy a tu oído, lo beso, lo muerdo.
Te exijo que me lo pidas.
Levanto tus piernas, tu espalda se arquea en ángulo perfecto.
Empieza a sonar la música.
Bailamos en perfecta armonía.
Tus piernas se llenan de espasmos,
tu boca entrega un grito sordo.

Fuimos uno.
Fuimos el magnífico y etéreo momento en que nuestras piernas
volvieron a encontrarse.


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