lunes, 23 de septiembre de 2013

¿Donde?



A veces las preguntas llegan a nuestras vidas en momentos muy precisos y para nada azarosos. Y después de todo lo ocurrido en mi vida por estos días, la pregunta quedo perfectamente instalada en mi cabeza.

¿Dónde me quede?

Y la respuesta quizá sea simple y compleja al mismo tiempo, porque me quede en muchos lugares y con muchas personas.

Me quede escuchando a Armanda diciéndole a Harry, “No te ha de ser cosa fácil, pero lo harás. Cumplirás mi mandato y me matarás. Esto es todo. No preguntes nada”.

Me quede observando a Pablo Castel entendiendo que en todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había trascurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esa muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en túneles

Me quede en el Jardín de las delicias del Bosco entregándome a la lujuria e implorando no llegar al Infierno

Me quede llorando al ver a Lorca morir por amor, un amor de esos que arden y nos queman las entrañas.

Me quede con los ojos cerrados, hipnotizado con la Danza Húngara Nº 5 de Brahms

Me quede escuchando los horribles silbidos y espantosos aullidos que resonaban en el aposento del Dr. Fausto de Marlowe cuando vinieron a llevarse su alma.

Me quede observando a la Tía Daniela amando de la única manera que puede amar una mujer inteligente, como una idiota.

Me quede en un grito desesperado de María Callas interpretando “La mamma morta”

Me quede en la venganza de Alfonsina al confesar que no lo mato con armas, busco una muerte peor: lo beso tan dulcemente que le partió el corazón.

Solo hubo un lugar donde no pude quedarme; aquella oscura y conocida habitación en la que solo había un espejo.

1 comentario:

Cappe dijo...

Qué vicio escindirse, eh?